domingo, 23 de diciembre de 2012

22. ¡Que nos vamos!


Cuando termino de peinarme, me doy la vuelta y veo a Pablo observando a Caramelo. También se queda anonadado viéndole nadar, haciendo piruetas en el agua. Me acerco a él por detrás.
—Mira—Le susurro al oído.
Pongo el dedo índice sobre la pecera, esperando que Caramelo vaya hacia él como le he enseñado. Desafortunadamente, no lo hace, solo nada vagamente por toda la pecera. Pablo me mira y yo me río. Da igual qué mascota sea, cuando quieras enseñarle a la gente lo que ha aprendido, nunca lo hará.
—Prueba tú...—Deslizo mi mano por la suya, acariciándola, y coloco su dedo índice en la pecera. Esta vez Caramelo nada más rápido de lo normal, pero no va hacia el punto donde he colocado el dedo de Pablo. Agudizo la vista para pensar por qué no me hace caso... Y entonces lo entiendo. Coloco mi dedo junto al de Pablo, tocando los dos a la vez el mismo punto la pecera. Es entonces cuando Caramelo se acerca al punto donde están nuestros dedos y no se mueve de allí. Pablo me dedica una sonrisa cómplice mientras me mira, y yo hago lo mismo. Nos vamos acercando hasta que nos fundimos en un tierno beso, sin retirar la mano de la pecera.
—Nos complementamos.—Me dice Pablo susurrándome.—Me ha caído bien el pececillo.
Los dos no echamos a reír.

Nos vamos hacia el salón, y nos sentamos juntos en uno de los sillones.
Sigo dándole vueltas a lo de Sergio... Necesito desconectar. Tampoco sé nada de mi familia. Dejo caer mi cabeza con expresión cansada, porque en realidad, estoy moralmente agotada. Pablo es el único que me levanta el ánimo, que me alegra la vida. Me mira preocupado. Suspiro.

—¿Sabes? Hoy es uno de esos días en los que prefiero desaparecer. —Pablo me escucha con atención.— Cambiar de aires, desconectar. No sé tú, pero yo ahora mismo me sentaba en el asiento del copiloto y me dejaba llevar muy lejos de aquí, hasta donde no quede ni rastro de la ciudad y todo se volviese sol, desiertos y carreteras vacías...como en una de esas pelis de dos enamorados que luego por el camino discuten, uno de los dos se baja, normalmente la chica, el chico arranca pero a los dos minutos vuelve a buscarla porque si no ya no habría película —Pablo esboza una sonrisa, aunque en su cara hay cierto matiz de preocupación.— Y recorrer toda esa distancia con el pelo al viento y un par de hamburguesas con patatas fritas que se compran en un McAuto, sin problemas ni preocupaciones... pero contigo. —Hago una pausa y le miro. Me mantiene la mirada sin decir nada, sin ni siquiera sonreír. De alguna manera sabe que lo estoy pasando mal. — O si lo prefieres pararíamos en el Foster's Hollywood...sé que te encanta.

Tengo la mirada perdida. Añoro tener momentos felices. Estos días con Pablo han sido maravillosos, los mejores de mi vida, y precisamente ahí me he dado cuenta de lo infeliz que soy, de las pocas veces que me siento bien.
—Gracias por estos días, Pablo. —Le sonrío vagamente.
—Mi niña... —Me estrecha entre sus brazos, abrazándome—Si quieres, yo puedo ser el chico que te lleva lejos de aquí...aunque nunca te bajaría del coche.—Me río y le miro. Está pensativo. Pasamos unos segundos en silencio, escuchando solamente nuestras respiraciones.—¿Tienes algo importante que hacer este fin de semana?—Me mira con una sonrisa pícara.
—Pues...no. ¿Por qué?
—¿Te ayudo a preparar la maleta?
—¿Qué?
—Venga, ¡que nos vamos!

Es incapaz de ocultar su sonrisa, y yo mi ilusión.

2 comentarios:

  1. ooo..preioso capituloo!! siguiente rapido pofis

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias por el comentarios, me alegro de que te haya gustado tanto! Ya está subido el siguiente, espero que te guste :) E intuyo que el 24 no tardará mucho en venir (:

      Eliminar